Monóxido de Carbono (CO):
El gas más peligroso

Desgraciadamente cada año nos encontramos con noticias de muertes en el hogar producidas por la intoxicación por inhalación de monóxido de carbono. La conocida como muerte dulce debido a la inconsciencia que provoca dicha inhalación está detrás del 86% de las intoxicaciones por gas que se producen en el hogar.

Pero, ¿qué es lo que hace que la exposición al monóxido de carbono sea tan peligrosa para el ser humano? Comencemos por saber un poco más acerca de él.


¿Qué es el monóxido de carbono?

El monóxido de carbono, cuya fórmula química es CO, es un gas inodoro, incoloro e insípido. Estas cualidades hacen que resulte mucho más difícil identificar los casos de acumulación en recintos cerrados como puede ser la vivienda. A estas cualidades hay que añadirle la de inflamabilidad, lo que hace aumentar aún más el riesgo que supone para los usuarios en caso de altas concentraciones.

Este gas puede resultar de la combustión de materiales combustibles como keroseno, carbón, petróleo, madera, gas o gasolina en ambientes con poco oxígeno. También lo producen otros elementos como los vehículos parados con el motor encendido u hornos industriales.

Formula Monóxido de carbono

¿Por qué es tan peligroso este gas?

Como ya hemos dicho, uno de los principales problemas es la dificultad para detectar la acumulación de este gas. Esto hace que una exposición inicial al monóxido de carbono sea prácticamente imperceptible hasta la aparición de los primeros síntomas. Por ello siempre es recomendable contar con detectores de monóxido de carbono.

La intoxicación por monóxido de carbono se produce en lugares cerrados que cuentan con una gran concentración de este gas y con poca ventilación. Al respirar, el monóxido de carbono este se acumula en el torrente sanguíneo, sustituyendo al oxígeno en los glóbulos rojos que transportan el oxígeno en el organismo, lo que provoca graves daños en el organismo del individuo.

En función de la cantidad de monóxido de carbono inhalado podemos hablar de diferentes grados de intoxicación y, por tanto, de consecuencias de diferente gravedad para el individuo:

  • Intoxicación leve: Este tipo de intoxicación provoca síntomas como somnolencia, falta de coordinación, vómitos, náuseas, mareos, dolor de cabeza o dificultad para concentrarse.
  • Intoxicación moderada: Ante la inhalación de una mayor cantidad de monóxido de carbono se pueden producir alteraciones del razonamiento, hipotensión, sensación de ahogo, dolor torácico, convulsiones, inconsciencia, confusión o coma. Este tipo de inhalación requiere de atención médica para evitar consecuencias graves.
  • Intoxicación grave: Las intoxicaciones graves por monóxido de carbono suelen resultar en muerte. Sin embargo, si se logra superar un episodio como este pueden producirse síntomas en semanas posteriores tales como pérdida de memoria, trastornos del movimiento, falta de coordinación, depresión o psicosis.

El responsable de la gran peligrosidad de las intoxicaciones por monóxido de carbono es uno de los síntomas iniciales: la somnolencia. Esta somnolencia puede llevar al individuo a no percibir la fuga al quedarse dormido, provocando así una exposición más prolongada y, por tanto, daños más graves. A esto hay que sumarle el hecho de que muchos de los síntomas iniciales pueden confundirse con los de la gripe y otras infecciones víricas, lo que dificulta aún más la identificación.

Hay grupos de población con una mayor sensibilidad a los efectos producidos por la inhalación de monóxido de carbono. Estos son:

¿Por qué es tan peligroso este gas?
  • Bebés no nacidos: Los glóbulos rojos de los fetos absorben el monóxido de carbono de forma más rápida que en los adultos y pueden producirse abortos espontáneos.
  • Niños: Al tener un ritmo respiratorio más rápido que el de los adultos los hace más propensos a este tipo de intoxicaciones.
  • Adultos mayores: Las dificultades de movilidad y la presencia de enfermedades crónicas asociadas al sistema respiratorio hace que las personas de avanzada edad puedan tener una mayor exposición y por tanto un mayor riesgo de daño cerebral.
  • Personas con enfermedades crónicas: Tanto si cuentan con problemas respiratorios crónicos como si sufren de anemia tienen una mayor probabilidad de enfrentar mayores consecuencias en caso de una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono.
  • Personas que pierden la consciencia o personas ebrias: La pérdida de consciencia y la merma de la atención que produce el estado de ebriedad pueden resultar en una provocar más prolongada y, por tanto, en consecuencias más graves.

Algunas de las consecuencias más graves que pueden darse son daños cerebrales permanentes, daños cardiovasculares, muerte fetal o muerte. También es posible que se den consecuencias a largo plazo como dificultades para el aprendizaje, retención de datos en la memoria, trastornos sensoriales, trastornos motores y síntomas neuropsiquiátricos tardíos como efectos emocionales y de personalidad.


¿Qué tan letal es y en qué cantidades?

Un individuo que esté expuesto a un ambiente con una concentración de 600 ppm de monóxido de carbono puede fallecer tras una exposición de tres horas. Sin embargo, la concentración de monóxido de carbono que produciría una muerte más rápida a un ser humano sería la siguiente:

  • 1600-2000 ppm de monóxido de carbono: El resultado de muerte se produciría tras el espacio de una hora.
  • 5000-10000 ppm de monóxido de carbono: El resultado de muerte se produciría tras el espacio de 2 a 15 minutos.
¿Qué tan letal es y en qué cantidades?

Preguntas Frecuentes que surgen sobre el monóxido de carbono:

Las grandes concentraciones de monóxido de carbono en las viviendas suelen venir de la mano de aparatos domésticos como:

  • Chimeneas
  • Calderas
  • Calentadores de agua
  • Estufas

En la mayoría de los casos estas concentraciones se producen debido al deficiente funcionamiento de los aparatos mencionados. Pero, sin duda, es la combinación de dichos aparatos con la de una ventilación deficiente la que provoca las concentraciones que pueden poner en riesgo la salud del ser humano.

Como ya hemos dicho, una temprana detección de las fugas de monóxido de carbono puede evitar una intoxicación con graves consecuencias para el ser humano. Pero, ¿cómo detectar este gas?

Es cierto que una de las primeras señales puede ser los síntomas tempranos de una intoxicación. Sin embargo, hay más señales que pueden permitirte identificar una fuga. Una de ellas es una humedad inusual en una estancia que provoque condensación en muebles y ventanas en los que no se encuentre normalmente.

También es posible identificar una fuga fijándose en la llama piloto de la estufa, calentador o de cualquier aparato de combustión que esté encendido. Si esta se apaga con frecuencia, brilla de forma extraña o se debilita puede ser señal de una posible fuga de monóxido de carbono.

Pero, si tenemos que hablar de un método eficiente para detectar cualquier posible fuga de monóxido de carbono tenemos que hablar de los detectores de monóxido de carbono. Estos detectores cuentan con un sensor que, en caso de percibir este gas en el ambiente emite una señal de alarma para alertar al usuario.

En Movistar Prosegur Alarmas queremos puedas evitar cualquier riesgo de intoxicación, por eso ahora ponemos a tu alcance lo último en detectores de monóxido de carbono para tu hogar.

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